En las rosaledas del Jardín Majorelle, en Marruecos, fueron esparcidas las cenizas de Yves Saint Laurent. No podía ser de otra manera. El diseñador francés se enamoró de esa ciudad desde la primera vez que la visitó en 1966, desde entonces la consideró su segundo hogar. Más tarde, en 1980 adquirió la residencia y el jardín botánico del pintor Jacques Majorelle […].